Dime, le dijo la mujer al acercarse. El enfermo le pregunto en un susurro por su reproductor. Ella se quedó paralizada, era lo último en lo que alguien había pensado desde el accidente. No sé donde este, le dijo la chica. Entonces él le habló de lo que estaba en el disco duro del aparato. Le recordó una vieja promesa. Su esposa no pudo contener el llanto. Él la miró, empezó a respirar agitadamente y los aparatos a su lado comenzaron a emitir ruidos de alarma. Th llamó a las enfermeras, estas lo atendieron y él volvió a cerrar los ojos. Ya esta estable, le dijo una de ellas, pero la mujer sólo pensaba en lo que él acababa de decirle.
Th les explica a los demás lo que pasó. En la habitación están los padres de Jc, además de uno de sus dos hermanos. Los padres de ella también se encuentran allí, pero a diferencia de él, la chica es hija única. Todos intentan calmarla. Debemos ir por sus cosas, les comenta con un dejo de angustia. Yo ya fui revisar el auto al corralón, dice su cuñado. Fuera de un par de chamarras, algunos papeles y sus lentes, no encontré nada más. ¿Buscaste bien? le pregunta la esposa, el solía ajustar el reproductor en un ganchito que le pego al tablero. Tal vez salio disparado por el parabrisas, dice él. Ya no te preocupes, le dice su suegra, hay cosas más importantes. Ella se queda callada viendo el rostro amoratado de su esposo. Necesitas descansar, le dice su padre y la toma del brazo. Vamos a la casa para que duermas un rato. Th se despide de todos y se deja llevar.
Ve el reloj en el radio del auto, el día de hoy va con buen tiempo, tres semáforos en verde seguidos. Escucha música electrónica, una compilación que él mismo ha venido juntando en su reproductor de mp3 portable. Desacelera apenas un poco en una curva pronunciada, sus ojos van del camino a la pantalla de plasma con el nombre del siguiente archivo de música.
Un auto a su lado se cierra demasiado, intenta rebasarlo. Jc acelera retado por el vehiculo, Ni madres wey, dice mirando al otro conductor. Apenas alcanza a ver de reojo el automóvil que después de la curva tiene prendidas sus intermitentes. Frena. Instintivamente desvía el volante hacia la derecha y pega contra el coche del siguiente carril. El golpe lo hace rebotar hacia la izquierda, llevándolo a salir disparado fuera del camino. Cae varios metros de altura.
Se da un baño para despertarse. Se siente fatigada, pero al mismo tiempo inquieta. La promesa sigue en su cabeza, intentando ubicar el lugar y la situación en que la hizo. Se viste. Al llegar a la cocina su madre le pide que se siente, que le servirá de comer. No gracias, dice Th, debo ir al departamento. Te acompaño, le dice la mujer quitándose el delantal. Este, mejor quédate esperando a papá, ¿Me prestas las llaves de tu auto? Estás segura que estas bien, le pregunta la señora al tiempo que le indica con la mano el llavero. Si, no te preocupes, necesito estar a solas algunos minutos.
El sujeto la acompaña. La visión del auto torcido casi en una escuadra le estremece. El hombre le ayuda, mediante una vara de metal, a abrir la puerta. Ella mira la sangre coagulada de Jc, el sabor acido regresa a su garganta. Busca debajo de los asientos, debajo de la alfombra, en la cajuela. Poco antes de darse por vencida mira el gancho del reproductor en el tablero. Sabe que tiene un mecanismo por el cual a menos que se presione un botón el aparato no se suelta. La pieza no esta rota. Le nace una sospecha. Agradece al hombre de la entrada. No, no esta lo que buscaba, muchas gracias. Para servirle, dice el sujeto. En silencio recorren el camino a la entrada.
Unos niños se le acercan. Los mira y le parece que viven en la colonia a unos metros más allá. Un conjunto de casas hechas de lámina y cartón en medio de un extenso terreno polvozo. Ninguno de los infantes dice nada. Chicos, les dice acercándose, Estoy buscando algo, mi esposo chocó aquí hace unos días y no podemos encontrar un aparatito que tenia, es muy importante para él. Los niños empiezan a hacerle preguntas, ella les pide por favor que la ayuden. Empiezan entre todos a mirar en el terreno, algunos regresan a sus casas a ver si alguien encontró lo que perdió la señora.
Empieza a oscurecer. Unos jóvenes se acercan. Ella percibe como se le quedan mirando y la recorren con los ojos. Ese, carnal, dice uno de los chiquillos, esta es la ñora del wey que se mato aquí el lunes. Uno de los jóvenes se acerca. Intercambian un dialogo que Th no logra escuchar. Los ve desaparecer por una calle cercana. Tampoco ellos vieron lo que se le perdió, le dice el niño. Gracias, dice ella y le sonríe. Debo irme. Regresa sola. Para cuando llega a su auto esta oscuro y la avenida se ha convertido en un río de luces a gran velocidad. Se siente exhausta.
Llegan al cuarto de Jc. Ignorando a los demás la chica se acerca y lo besa con cuidado en los labios. Su suegra la mira con expresión extraña. Ya era hora, dice en tono que intenta ser amable. Lo siento, le dice, me quede dormida. La otra mujer solo guarda silencio como respuesta. Después del intercambio de noticias sobre la condición del enfermo las tres mujeres se quedan calladas durante varias horas. En el transcurso de la noche la esposa del accidentado dormita varias veces. Despierta con una sensación de caída y un muy mal sabor en las encías. A media noche entra al baño. Vomita la cena que a escondidas metió su madre al cuarto. Al salir mira a las otras dos mujeres durmiendo.
Amanece. La suegra de Th sale a desayunar algo ligero y regresa tras varios minutos. Debería irse a descansar, le dice la madre de Th. Estoy bien, dice ella, parece estar más amable. Si, váyase a dormir un rato, le dice la chica. No te preocupes. Bueno, dice entonces la esposa del enfermo mientras se levanta. Necesito ir a hacer algo, ahora si tengo prendido el celular. Recoge su bolso. Me llevo tu auto mamá, cualquier cosa me hablan. La madre de Th la mira con expresión de sorpresa, la madre de Jc con ojos de enojo. En sus labios se lee una mentada.
Th maneja a baja velocidad. Nunca he andado por aquí, piensa mientras ve los números de las calles. Encuentra la dirección después de algunos minutos. Por fuera parece una casa cualquiera. Toca al timbre. Un hombre viejo se asoma por una ventana junto a la puerta. ¿Si? Vengo por algunos de sus artículos de importación, dice la esposa de acuerdo a las instrucciones del guardia del corralón. Mmm, responde el hombre y desaparece en la penumbra de la habitación tras el cristal. Th oye correr seguros de metal. Le franquea el paso un sujeto chaparro y fornido. ¿Puedo pasar? le dice al hombre y este se hace mecánicamente a un lado, como una tercera puerta.
Entra, acompañada por el anciano, a una habitación al fondo de un estrecho pasillo. Parece un despacho de abogado, piensa Th al ver el escritorio al centro, los calendarios con imágenes de indígenas fornidos y heroicos en la pared del fondo, un par de diplomas ilegibles y una gran cantidad de conejos de cerámica sobre un librero. Un hombre gordo y barbón se levanta y la saluda de mano. Viste de traje. ¿En que puedo ayudarla? le dice el sujeto al tiempo que le acerca una silla.
Th le explica que busca un reproductor, pero no cualquiera, uno que perdió su esposo en el corralón. A la mención del lugar el sujeto se revuelve ligeramente en su silla. ¿Y como sabe cual es el que busca? le dice el hombre ya sin el tono conciliador del inicio. Le escribí una frase cursi en la parte de atrás con marcador indeleble, queda oculta por el forro de piel que le compró mi marido. La mujer piensa que el sujeto volverá a negarlo todo, se sorprende cuando le indica que todos los aparatos del tipo que ella menciona los vende de inmediato a comerciantes del mercado doce de diciembre. ¿Cuánto me costará que me indique quién se lo compro? El sujeto dibuja una larga sonrisa. No tengo forma de saber quién fue, pero es muy amable de su parte en ofrecernos una propina por la información. Al tiempo que el gordo se para el anciano y el chaparro entran al despacho y bloquean la puerta.
Mira el reloj y piensa que debe regresar al hospital. Busca su celular en la bolsa y descubre un par de llamadas perdidas. Marca primero a su padre, después de asegurarle que esta bien marca al hospital. La situación de su esposo sigue igual, ha despertado ya un par de veces. Al llegar a su auto descubre que esta abierto. Tiene una las ventanas rota y los cables del estéreo arrancado lucen caídos en la cabina junto al asiento. Tampoco tiene espejos. Recorre el automóvil, empieza a gritar, mira a algunos niños mirándola y se va tras ellos. Los chicos emprenden la huida riendo, ella los persigue un par de metros mentándoles la madre. Mira a un sujeto que lava autos, le tira un bolsazo. El hombre reacciona alejándose y llamándola pinche loca. Un policía en bicicleta la sujeta mientras arremete contra un par de sujetos que la miran con cervezas en la mano.
El policía intenta tranquilizarla. Le dice que levante una denuncia. La mujer le dice que no mame, el sujeto sigue tranquilizándola. Mas calmada, le dice que en realidad no le importa el auto, le explica lo que busca mientras su respiración lucha por recobrar su ritmo normal. El hombre le dice que la va a ayudar. Le pide que la acompañe con alguien que sabe encontrar cosas en ese mercado. La mujer le pregunta por el auto, Déjelo así, ya no le robaran mas cosas, le indica el policía mientras intenta tomarle el brazo. Th hace un movimiento brusco dejando claro que puede andar sola. Un dolor de cabeza sube de intensidad mientras caminan en silencio.
Un chico delgado le abre. Ojeras demasiado pronunciadas le rodean los ojos. Pase, le dice y la conduce a la sala. A ella le parece muy demacrado para su edad, como si nunca durmiera. Se toca el rostro y se pregunta si no se vera así. Permítame, le dice el muchacho y lo ve entrar a un cuarto. Th se mueve lo suficiente como para ver la habitación. Una televisión de casi metro y medio cubre lo que alcanza a mirar, distintos aparatos de videojuegos yacen a los pies de la pantalla en un enredijo de cables. Él sale con una libreta. ¿Qué es lo que busca? La mujer le indica el aparato y la seña particular, le cuenta como se perdió y estaba a punto de platicarle la ruta que ha seguido en el día pero el joven se levanta. Con eso tengo, le dice, regrese mañana por la mañana y le tendré el aparato. ¿Cuánto me costará? le pregunta la esposa. Al tiempo que saca una calculadora del bolsillo del pantalón el joven le da un precio.
Despierta poco después de medianoche. Vomita en el baño intentando estar callada. Se lava la cara y piensa en la fecha. Cae en cuenta que hace un mes que no tiene su periodo. Regresa junto a su esposo. Lágrimas inundan sus ojos.
Al amanecer despierta a los demás del cuarto. Vayan a desayunar, les dice mientras los ve estirarse. Yo me quedo otro rato. La madre del enfermo hace entonces un comentario sarcástico. Th le dice que no le importa lo que ha estado haciendo. Se intercambian frases que se contienen de ser gritos solo por tener a Jc a la vista. Su cuñado intenta calmarlas. Th se queda sola.
Se intercambian frases de amor. Jc se levanta, Estoy inspirado, dice al tiempo que se pone un calzoncillo. Su esposa esta acostumbrada ya a verlo levantarse a media noche, a de la nada sentarse frente a su computadora a escribir poemas. Aunque estudiante de una carrera administrativa, Jc siempre arguyó que su vocación tardía era ser poeta. Ella lo apoyaba con más amor que confianza. Había estado junto a él en las numerosas ocasiones donde asistían a lecturas publicas con el objetivo de acercarse a lo que él llama circulo literario, lo había visto llegar emocionado con una revista independiente donde publicó un poema, lo había visto quejarse de las autoridades al no recibir un premio o beca en tal o cual concurso.
Jc prende el monitor. Camina unos pasos y busca en sus pantalones. Mi reproductor, le dice a Th, no lo encuentro. Seguro lo dejaste en la oficina, le dice ella, no te preocupes. Es que allí tengo mis archivos. Su esposa se queda mirándolo mientras se viste. ¿No pensaras ir a la oficina verdad?, Es que, responde él dubitativo y se queda inmóvil. Mira la expresión de enfado de su mujer. Como quieras, le dice ella intentando contener el enojo. Él se aleja unos pasos y regresa a la cama. No te enfades, le dice acariciando su rostro.
Th se arrepiente por un momento de haberle regalado ese aparato. Meses antes de la boda su entonces prometido llego a visitarla bastante enojado. ¿Mal día en el trabajo? le preguntó a sabiendas que había días en que Jc simplemente detestaba lo que hacia. Si bien había estudiado comercio, el trabajo que tenía era más bien repetitivo. Revisar pagos y cuentas en un sistema de una transnacional, tan grande y burocrática que solo notaban su ausencia por las diferencias contables. Ya no nos dejaran tener archivos personales ni música en nuestras computadoras, ¡Es el colmo! Ella lo tranquilizó en esa ocasión. A los pocos días, siguiendo la recomendación de un amigo, le hizo el regalo. Jc se emocionó tanto que se desveló a lo largo de una semana debido al tiempo que invertía en aprender a usar el reproductor de música portable.
¿No puedes escribir en papel como antes? le pregunta la chica, ¿o por lo menos en el disco duro local y después actualizas el archivo? Jc se queda en silencio. Perdóname, le dice al tiempo que vuelve a desnudarse. Es que allí están todos mis poemas, le dice mientras se recuesta. Estarán bien, le dice ella abrazándolo. Solo hazme una promesa, le dice él, si un día muero, busca que me publiquen aunque sea un libro. Ella dice que si al tiempo que lo besa. Hacen el amor nuevamente, sin anticonceptivos, hasta quedar dormidos y envueltos en su propio sudor.
Le vuelve a abrir la puerta el joven de aspecto somnoliento. En la sala del departamento le entrega un reproductor. Ella lo revisa, no es él de su esposo, el mensaje no está en el reverso del aparato. No es este, dice. Lo siento, le dice el chico, pero este te lo daré a un tercio de lo que vale uno nuevo. Th sale de allí poco después. En el primer piso vuelve a vomitar. Camina cerca de una hora en el mercado buscando una funda de piel idéntica a la que tenía su esposo. Encuentra una que inclusive parece estar igual de usada.
De regreso al hospital Th compra una prueba de embarazo. Sube al cuarto y encuentra ahora a sus dos suegros. Su esposo esta despierto de nuevo, ella sonríe, corre hacia él ignorando a los demás. Jc habla con dificultad. Pocos minutos después su suegro la toma del brazo, vamos por algo para que comas, le dice al tiempo que la jala. Ella contesta que no tiene hambre, pero ante una mirada de complicidad decide seguirlo. Jc esta muy grave, le dice el hombre mientras le toma la mano a su nuera. El doctor no cree que se salve. Pero si ya despertó, dice ella con lágrimas en los ojos. Eso no garantiza nada, dice él repitiendo el tono y las palabras del médico. Th regresa al cuarto en silencio, intenta sonreír mientras se acerca a su esposo. Ahora regreso, dice dirigiéndose al baño.
Th observa la prueba. Se lava el rostro. Sale al cuarto y les pide que la dejen hablar a solas con Jc. Todos acceden, aunque su suegra lo hace obligada por su esposo. Ella se sienta junto a él, saca de la bolsa el reproductor. Él sonríe ligeramente. ¿Cumplirás tu promesa? le dice él mirándola a los ojos. No te pasará nada, no seas fatalista, le contesta. Piensa en decirle que tendrán un hijo. Tengo que decirte algo más, le indica ella tomándole la mano. ¿Qué cosa? dice él. Ella mira su rostro, toma una decisión. Solo que te amo, le contesta al tiempo que lo abraza. Esa tarde Jc recae. Toda la familia pasa la noche en vela mientras su estado se complica. Muere al amanecer.
Luis Martin Ulloa
Diana Sofía Sanchez
Nylsa Martínez
Patricia Bazaldua
Cástulo Aceves
Yvonne Bagnis
Juan Antonio V.B.
Yolanda Gámez
Francisco Jalomo
Fecha/Envio Cuento |
Autor Cuento |
Fecha/Limite Tallerear |
14-Sep-06 |
Yolanda |
25-Sep-06 |
05-Oct-06 |
Nylsa |
16-Oct-06 |
19-Oct-06 |
Cástulo |
30-Oct-06 |
02-Nov-06 |
Yvonne |
13-Nov-06 |
16-Nov-06 |
Jalomo |
27-Nov-06 |
30-Nov-06 |
FIL |
* Posponer 8 dias |
07-Dic-06 |
Diana |
11-Ene-07 |
11-Ene-07 |
Luis Martin |
22-Ene-07 |
25-Ene-07 |
Paty |
05-Feb-07 |
08-Feb-07 |
Juan Antonio |
19-Feb-07 |
22-Feb-07 |
Juan Salvador |
05-Mar-07 |
08-Mar-07 |
Yolanda |
19-Mar-07 |
21-Mar-07 |
Nylsa |
02-Abr-07 |
05-Abr-07 |
Cástulo |
16-Abr-07 |
19-Abr-07 |
Yvonne |
30-Abr-07 |
03-May-07 |
Jalomo |
14-May-07 |
17-May-07 |
Diana |
28-May-07 |
31-May-07 |
Luis Martin |
11-Jun-07 |
14-Jun-07 |
Paty |
25-Jun-07 |
28-Jun-07 |
Juan Antonio |
09-Jun-07 |
12-Jul-07 |
Juan Salvador |
23-Jul-07 |