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17 octubre 2006
  Acamas

Cástulo Aceves Orozco

I -

Th mira al monitor de palpitaciones junto a la cama de su esposo. Tiembla ligeramente. Él despertó hace unos minutos. Fue la primera vez que abrió los ojos en los últimos tres días. Ella se acercó emocionada, él pronuncio su nombre, se le veía en el rostro el desconcierto. Ella intentó, en pocas frases, explicarle su accidente, procurando serenarlo. Él pareció oír con tranquilidad. Después de un rato de silencio le pidió que se acercara. Su esposa era la única en el cuarto en ese momento. Los demás habían decidido salir a comer, eran más de las diez de la mañana y necesitaban un descanso. Las noches en vela ya empezaban a mellar los ánimos.

Dime, le dijo la mujer al acercarse. El enfermo le pregunto en un susurro por su reproductor. Ella se quedó paralizada, era lo último en lo que alguien había pensado desde el accidente. No sé donde este, le dijo la chica. Entonces él le habló de lo que estaba en el disco duro del aparato. Le recordó una vieja promesa. Su esposa no pudo contener el llanto. Él la miró, empezó a respirar agitadamente y los aparatos a su lado comenzaron a emitir ruidos de alarma. Th llamó a las enfermeras, estas lo atendieron y él volvió a cerrar los ojos. Ya esta estable, le dijo una de ellas, pero la mujer sólo pensaba en lo que él acababa de decirle.

Th les explica a los demás lo que pasó. En la habitación están los padres de Jc, además de uno de sus dos hermanos. Los padres de ella también se encuentran allí, pero a diferencia de él, la chica es hija única. Todos intentan calmarla. Debemos ir por sus cosas, les comenta con un dejo de angustia. Yo ya fui revisar el auto al corralón, dice su cuñado. Fuera de un par de chamarras, algunos papeles y sus lentes, no encontré nada más. ¿Buscaste bien? le pregunta la esposa, el solía ajustar el reproductor en un ganchito que le pego al tablero. Tal vez salio disparado por el parabrisas, dice él. Ya no te preocupes, le dice su suegra, hay cosas más importantes. Ella se queda callada viendo el rostro amoratado de su esposo. Necesitas descansar, le dice su padre y la toma del brazo. Vamos a la casa para que duermas un rato. Th se despide de todos y se deja llevar.

II -

Jc avanza en su auto a poco más de ciento veinte kilómetros por hora, mucha más velocidad de la permitida por ley, pero usual en esa avenida que se adentra en la ciudad desde el sector industrial. Viene de dejar a su esposa en la planta donde ella trabaja. Allí el horario de entrada es apenas media hora antes que el de su propia empresa. Cuenta con apenas treinta minutos.

Ve el reloj en el radio del auto, el día de hoy va con buen tiempo, tres semáforos en verde seguidos. Escucha música electrónica, una compilación que él mismo ha venido juntando en su reproductor de mp3 portable. Desacelera apenas un poco en una curva pronunciada, sus ojos van del camino a la pantalla de plasma con el nombre del siguiente archivo de música.

Un auto a su lado se cierra demasiado, intenta rebasarlo. Jc acelera retado por el vehiculo, Ni madres wey, dice mirando al otro conductor. Apenas alcanza a ver de reojo el automóvil que después de la curva tiene prendidas sus intermitentes. Frena. Instintivamente desvía el volante hacia la derecha y pega contra el coche del siguiente carril. El golpe lo hace rebotar hacia la izquierda, llevándolo a salir disparado fuera del camino. Cae varios metros de altura.

III –

Th despierta y mira a su alrededor. Su cuarto de toda la vida. Sus padres no han movido ni tirado nada. Las muñecas siguen en el estante, los peluches sobre el escritorio, los afiches de artistas de cine que le gustaron cuando adolescente aun la miran desde el muro de enfrente. Se siente mareada. Ve el reloj y apenas durmió tres horas. Recuerda el sueño, era como si los recuerdos de ir junto a su esposo en el auto hubieran hecho un collage azaroso. Las veces en que iban alegres a la playa, los momentos de neurosis de él, los sustos en que sintieron un accidente cerca, la carretera, la ciudad, la vez en que buscando algo distinto hicieron el amor dentro del auto. Ella pensó en cuantas veces le advirtió a Jc que bajará la velocidad, que pusiera atención al camino, que no manejara en forma agresiva, que no gritara a los demás conductores ni les hiciera señas ofensivas con la mano. Siente una punzada en el estomago, un sabor acido le llena la boca. Apenas llega al baño a tiempo, vomita durante varios minutos.

Se da un baño para despertarse. Se siente fatigada, pero al mismo tiempo inquieta. La promesa sigue en su cabeza, intentando ubicar el lugar y la situación en que la hizo. Se viste. Al llegar a la cocina su madre le pide que se siente, que le servirá de comer. No gracias, dice Th, debo ir al departamento. Te acompaño, le dice la mujer quitándose el delantal. Este, mejor quédate esperando a papá, ¿Me prestas las llaves de tu auto? Estás segura que estas bien, le pregunta la señora al tiempo que le indica con la mano el llavero. Si, no te preocupes, necesito estar a solas algunos minutos.

IV -

Th maneja rumbo al corralón. Apenas se estaciona, las filas de autos destrozados le erizan la piel. Se acerca a la caseta a la entrada. Vengo a buscar unas cosas en uno de los autos, mi esposo se accidento hace cuatro días. El guardia la mira con pereza, Vaya a las oficinas de enfrente, ahí le darán un pase y yo la acompañaré. La mujer sigue las indicaciones. Hace una hora de cola para solicitar le permiso. Como ya alguien había ido por las cosas la hacen demorar en una sala de espera. Le repite por tercera vez a una mujer mayor que su cuñado no buscó bien. Esta termina dándole el papel más por hartazgo que por creerle. La esposa regresa con el hombre de la caseta. Le indica las placas y este busca en una lista. Le repite que aunque ya habían venido por las cosas de ese vehiculo hubo algo olvidado.

El sujeto la acompaña. La visión del auto torcido casi en una escuadra le estremece. El hombre le ayuda, mediante una vara de metal, a abrir la puerta. Ella mira la sangre coagulada de Jc, el sabor acido regresa a su garganta. Busca debajo de los asientos, debajo de la alfombra, en la cajuela. Poco antes de darse por vencida mira el gancho del reproductor en el tablero. Sabe que tiene un mecanismo por el cual a menos que se presione un botón el aparato no se suelta. La pieza no esta rota. Le nace una sospecha. Agradece al hombre de la entrada. No, no esta lo que buscaba, muchas gracias. Para servirle, dice el sujeto. En silencio recorren el camino a la entrada.

V -

Th va por la misma avenida donde se accidento su esposo hace unos días, toma el mismo carril, a la altura de la curva baja la velocidad. Reconoce el lugar del accidente, más por la descripción que hizo su cuñado que por el hecho de haberlo visto cuando iba del trabajo al hospital. Buscó un acotamiento cercano. Con mucho esfuerzo baja de la carretera al llano donde termino volteado el auto. Solo queda una jirón de tierra removida y pedazos del parabrisas como una alfombra de cristal. Mueve los arbustos cercanos, le da un par de vueltas al terreno.

Unos niños se le acercan. Los mira y le parece que viven en la colonia a unos metros más allá. Un conjunto de casas hechas de lámina y cartón en medio de un extenso terreno polvozo. Ninguno de los infantes dice nada. Chicos, les dice acercándose, Estoy buscando algo, mi esposo chocó aquí hace unos días y no podemos encontrar un aparatito que tenia, es muy importante para él. Los niños empiezan a hacerle preguntas, ella les pide por favor que la ayuden. Empiezan entre todos a mirar en el terreno, algunos regresan a sus casas a ver si alguien encontró lo que perdió la señora.

Empieza a oscurecer. Unos jóvenes se acercan. Ella percibe como se le quedan mirando y la recorren con los ojos. Ese, carnal, dice uno de los chiquillos, esta es la ñora del wey que se mato aquí el lunes. Uno de los jóvenes se acerca. Intercambian un dialogo que Th no logra escuchar. Los ve desaparecer por una calle cercana. Tampoco ellos vieron lo que se le perdió, le dice el niño. Gracias, dice ella y le sonríe. Debo irme. Regresa sola. Para cuando llega a su auto esta oscuro y la avenida se ha convertido en un río de luces a gran velocidad. Se siente exhausta.

VI –

Apenas llega a la casa de sus padres la recibe su madre. ¿Dónde estabas?, intentamos localizarte al celular. Th revisa su bolso, efectivamente esta apagado. No te preocupes mamá, me quede dormida en el departamento. También te marcamos al teléfono del departamento varias veces. Seguramente no lo oí, le dice desde el pasillo, apunto de entrar al baño. Se lava la cara. Apenas sale su madre la espera para ir al hospital.

Llegan al cuarto de Jc. Ignorando a los demás la chica se acerca y lo besa con cuidado en los labios. Su suegra la mira con expresión extraña. Ya era hora, dice en tono que intenta ser amable. Lo siento, le dice, me quede dormida. La otra mujer solo guarda silencio como respuesta. Después del intercambio de noticias sobre la condición del enfermo las tres mujeres se quedan calladas durante varias horas. En el transcurso de la noche la esposa del accidentado dormita varias veces. Despierta con una sensación de caída y un muy mal sabor en las encías. A media noche entra al baño. Vomita la cena que a escondidas metió su madre al cuarto. Al salir mira a las otras dos mujeres durmiendo.

Amanece. La suegra de Th sale a desayunar algo ligero y regresa tras varios minutos. Debería irse a descansar, le dice la madre de Th. Estoy bien, dice ella, parece estar más amable. Si, váyase a dormir un rato, le dice la chica. No te preocupes. Bueno, dice entonces la esposa del enfermo mientras se levanta. Necesito ir a hacer algo, ahora si tengo prendido el celular. Recoge su bolso. Me llevo tu auto mamá, cualquier cosa me hablan. La madre de Th la mira con expresión de sorpresa, la madre de Jc con ojos de enojo. En sus labios se lee una mentada.

VII –

Th se acerca a la caseta de seguridad del corralón. El guardia la reconoce y le pregunta si la vuelve a acompañar a seguir buscando. No, dice la mujer, más bien quisiera saber si hay quienes revisan los coches antes de que lleguen los dueños. El hombre la mira con sorna, parece sonreír con ironía. No se de que me habla, le dice y regresa su vista a la avenida. La mujer empieza entonces a relatarle la condición de su esposo, la necesidad de encontrar el reproductor. Le ofrece algo de dinero. El sujeto sigue negando su teoría. La mujer empieza a llorar, con el aliento entre cortado le suplica. El policía se queda en silencio. Ya cayó, piensa la chica, nunca fallan las lágrimas. Mire, le dice, vaya a esta dirección pero no le diga a nadie que yo le dije, susurra al tiempo que le muestra una tarjeta. Th sonríe. Muchas gracias, dice y apunto de tomar el pedazo de papel el hombre hace un movimiento. ¿De cuanto dinero estábamos hablando?

Th maneja a baja velocidad. Nunca he andado por aquí, piensa mientras ve los números de las calles. Encuentra la dirección después de algunos minutos. Por fuera parece una casa cualquiera. Toca al timbre. Un hombre viejo se asoma por una ventana junto a la puerta. ¿Si? Vengo por algunos de sus artículos de importación, dice la esposa de acuerdo a las instrucciones del guardia del corralón. Mmm, responde el hombre y desaparece en la penumbra de la habitación tras el cristal. Th oye correr seguros de metal. Le franquea el paso un sujeto chaparro y fornido. ¿Puedo pasar? le dice al hombre y este se hace mecánicamente a un lado, como una tercera puerta.

Entra, acompañada por el anciano, a una habitación al fondo de un estrecho pasillo. Parece un despacho de abogado, piensa Th al ver el escritorio al centro, los calendarios con imágenes de indígenas fornidos y heroicos en la pared del fondo, un par de diplomas ilegibles y una gran cantidad de conejos de cerámica sobre un librero. Un hombre gordo y barbón se levanta y la saluda de mano. Viste de traje. ¿En que puedo ayudarla? le dice el sujeto al tiempo que le acerca una silla.

Th le explica que busca un reproductor, pero no cualquiera, uno que perdió su esposo en el corralón. A la mención del lugar el sujeto se revuelve ligeramente en su silla. ¿Y como sabe cual es el que busca? le dice el hombre ya sin el tono conciliador del inicio. Le escribí una frase cursi en la parte de atrás con marcador indeleble, queda oculta por el forro de piel que le compró mi marido. La mujer piensa que el sujeto volverá a negarlo todo, se sorprende cuando le indica que todos los aparatos del tipo que ella menciona los vende de inmediato a comerciantes del mercado doce de diciembre. ¿Cuánto me costará que me indique quién se lo compro? El sujeto dibuja una larga sonrisa. No tengo forma de saber quién fue, pero es muy amable de su parte en ofrecernos una propina por la información. Al tiempo que el gordo se para el anciano y el chaparro entran al despacho y bloquean la puerta.

VIII –

Pregunta en un local, le enseñan los reproductores de mp3 usados que tienen y no reconoce el modelo. Lleva recorridas cinco cuadras, pero el mercado es enorme: casi quince calles a lo largo por tres a lo ancho, varios locales en pequeñas plazas y un edificio de dos pisos al final del tianguis. Sigue preguntando en cada puesto donde venden electrónica. Describe el aparato, cuando sacan uno del modelo que busca lo revisa. Siempre pide verlos todos. Solamente uno ha tenido un forro parecido al de Jc. Después de la emoción descubrió que tampoco era el que buscaba.

Mira el reloj y piensa que debe regresar al hospital. Busca su celular en la bolsa y descubre un par de llamadas perdidas. Marca primero a su padre, después de asegurarle que esta bien marca al hospital. La situación de su esposo sigue igual, ha despertado ya un par de veces. Al llegar a su auto descubre que esta abierto. Tiene una las ventanas rota y los cables del estéreo arrancado lucen caídos en la cabina junto al asiento. Tampoco tiene espejos. Recorre el automóvil, empieza a gritar, mira a algunos niños mirándola y se va tras ellos. Los chicos emprenden la huida riendo, ella los persigue un par de metros mentándoles la madre. Mira a un sujeto que lava autos, le tira un bolsazo. El hombre reacciona alejándose y llamándola pinche loca. Un policía en bicicleta la sujeta mientras arremete contra un par de sujetos que la miran con cervezas en la mano.

El policía intenta tranquilizarla. Le dice que levante una denuncia. La mujer le dice que no mame, el sujeto sigue tranquilizándola. Mas calmada, le dice que en realidad no le importa el auto, le explica lo que busca mientras su respiración lucha por recobrar su ritmo normal. El hombre le dice que la va a ayudar. Le pide que la acompañe con alguien que sabe encontrar cosas en ese mercado. La mujer le pregunta por el auto, Déjelo así, ya no le robaran mas cosas, le indica el policía mientras intenta tomarle el brazo. Th hace un movimiento brusco dejando claro que puede andar sola. Un dolor de cabeza sube de intensidad mientras caminan en silencio.

IX –

¿Cuánto me va a costar? le pregunta la mujer al policía cuando este la deja en la puerta. El sujeto sonríe. Mejor regreso a echarle un ojo a su auto. Th lo ve alejarse y timbra en el comunicador del edificio frente a ella. ¿Diga? dice una voz en medio de estática. Busco al troyano, dice la chica y en seguida la puerta automática se abre. Sube los cinco pisos. En el cuarto su espalda empieza a dolerle, olvida el malestar de la cabeza. Toca con los nudillos en el número de departamento que le indicó el policía.

Un chico delgado le abre. Ojeras demasiado pronunciadas le rodean los ojos. Pase, le dice y la conduce a la sala. A ella le parece muy demacrado para su edad, como si nunca durmiera. Se toca el rostro y se pregunta si no se vera así. Permítame, le dice el muchacho y lo ve entrar a un cuarto. Th se mueve lo suficiente como para ver la habitación. Una televisión de casi metro y medio cubre lo que alcanza a mirar, distintos aparatos de videojuegos yacen a los pies de la pantalla en un enredijo de cables. Él sale con una libreta. ¿Qué es lo que busca? La mujer le indica el aparato y la seña particular, le cuenta como se perdió y estaba a punto de platicarle la ruta que ha seguido en el día pero el joven se levanta. Con eso tengo, le dice, regrese mañana por la mañana y le tendré el aparato. ¿Cuánto me costará? le pregunta la esposa. Al tiempo que saca una calculadora del bolsillo del pantalón el joven le da un precio.

X –

Apenas llega al hospital sube a ver a su esposo. La reciben la mirada recriminatoria de su suegra y la suplicante de su madre. También su cuñado la mira con extrañeza. Le pide a su mamá que salga y le explica que abrieron el auto, no le dice donde. Regresan al cuarto y le toma la mano a Jc. Se queda dormida en el sillón.

Despierta poco después de medianoche. Vomita en el baño intentando estar callada. Se lava la cara y piensa en la fecha. Cae en cuenta que hace un mes que no tiene su periodo. Regresa junto a su esposo. Lágrimas inundan sus ojos.

Al amanecer despierta a los demás del cuarto. Vayan a desayunar, les dice mientras los ve estirarse. Yo me quedo otro rato. La madre del enfermo hace entonces un comentario sarcástico. Th le dice que no le importa lo que ha estado haciendo. Se intercambian frases que se contienen de ser gritos solo por tener a Jc a la vista. Su cuñado intenta calmarlas. Th se queda sola.

XI –

Jc le muerde la oreja izquierda a su esposa. Pasa la lengua por el cuello. Te he dicho que no me gusta que me lamas, dice Th picándole las cosquillas, haciéndolo a un lado de la cama. Jc vuelve a intentar subirse en ella, ambos horizontales y desnudos bajo una gruesa cobija. La habitación a oscuras. Se besan. Hacen el amor celebrando que ella obtuvo un ascenso. Él se detiene, se estira para abrir un cajón en una cómoda a la derecha. Hace todo sin caerse del cuerpo de la mujer. Toma un pequeño paquete metalizado. Sabes, le dice, talvez es hora de que nos dejemos de cuidar. Ella ríe y vuelven a acometerse con más pasión esta vez, hasta quedar en silencio, respirando uno sobre el otro.

Se intercambian frases de amor. Jc se levanta, Estoy inspirado, dice al tiempo que se pone un calzoncillo. Su esposa esta acostumbrada ya a verlo levantarse a media noche, a de la nada sentarse frente a su computadora a escribir poemas. Aunque estudiante de una carrera administrativa, Jc siempre arguyó que su vocación tardía era ser poeta. Ella lo apoyaba con más amor que confianza. Había estado junto a él en las numerosas ocasiones donde asistían a lecturas publicas con el objetivo de acercarse a lo que él llama circulo literario, lo había visto llegar emocionado con una revista independiente donde publicó un poema, lo había visto quejarse de las autoridades al no recibir un premio o beca en tal o cual concurso.

Jc prende el monitor. Camina unos pasos y busca en sus pantalones. Mi reproductor, le dice a Th, no lo encuentro. Seguro lo dejaste en la oficina, le dice ella, no te preocupes. Es que allí tengo mis archivos. Su esposa se queda mirándolo mientras se viste. ¿No pensaras ir a la oficina verdad?, Es que, responde él dubitativo y se queda inmóvil. Mira la expresión de enfado de su mujer. Como quieras, le dice ella intentando contener el enojo. Él se aleja unos pasos y regresa a la cama. No te enfades, le dice acariciando su rostro.

Th se arrepiente por un momento de haberle regalado ese aparato. Meses antes de la boda su entonces prometido llego a visitarla bastante enojado. ¿Mal día en el trabajo? le preguntó a sabiendas que había días en que Jc simplemente detestaba lo que hacia. Si bien había estudiado comercio, el trabajo que tenía era más bien repetitivo. Revisar pagos y cuentas en un sistema de una transnacional, tan grande y burocrática que solo notaban su ausencia por las diferencias contables. Ya no nos dejaran tener archivos personales ni música en nuestras computadoras, ¡Es el colmo! Ella lo tranquilizó en esa ocasión. A los pocos días, siguiendo la recomendación de un amigo, le hizo el regalo. Jc se emocionó tanto que se desveló a lo largo de una semana debido al tiempo que invertía en aprender a usar el reproductor de música portable.

¿No puedes escribir en papel como antes? le pregunta la chica, ¿o por lo menos en el disco duro local y después actualizas el archivo? Jc se queda en silencio. Perdóname, le dice al tiempo que vuelve a desnudarse. Es que allí están todos mis poemas, le dice mientras se recuesta. Estarán bien, le dice ella abrazándolo. Solo hazme una promesa, le dice él, si un día muero, busca que me publiquen aunque sea un libro. Ella dice que si al tiempo que lo besa. Hacen el amor nuevamente, sin anticonceptivos, hasta quedar dormidos y envueltos en su propio sudor.

XII –

Th recibe a su madre con abrazo. Su suegra las observa desde sus ojos llenos de sueño. ¿Te vas a ir? le pregunta la mujer como queriendo retarla. Trajiste el auto, dice la chica a su mamá ignorando a la otra mujer. Ella le recuerda que había que llevar al taller el automóvil, me trajo tu padre ¿Quieres que él te lleve a algún lado? No, está bien, dice ella, tomaré un taxi.

Le vuelve a abrir la puerta el joven de aspecto somnoliento. En la sala del departamento le entrega un reproductor. Ella lo revisa, no es él de su esposo, el mensaje no está en el reverso del aparato. No es este, dice. Lo siento, le dice el chico, pero este te lo daré a un tercio de lo que vale uno nuevo. Th sale de allí poco después. En el primer piso vuelve a vomitar. Camina cerca de una hora en el mercado buscando una funda de piel idéntica a la que tenía su esposo. Encuentra una que inclusive parece estar igual de usada.

De regreso al hospital Th compra una prueba de embarazo. Sube al cuarto y encuentra ahora a sus dos suegros. Su esposo esta despierto de nuevo, ella sonríe, corre hacia él ignorando a los demás. Jc habla con dificultad. Pocos minutos después su suegro la toma del brazo, vamos por algo para que comas, le dice al tiempo que la jala. Ella contesta que no tiene hambre, pero ante una mirada de complicidad decide seguirlo. Jc esta muy grave, le dice el hombre mientras le toma la mano a su nuera. El doctor no cree que se salve. Pero si ya despertó, dice ella con lágrimas en los ojos. Eso no garantiza nada, dice él repitiendo el tono y las palabras del médico. Th regresa al cuarto en silencio, intenta sonreír mientras se acerca a su esposo. Ahora regreso, dice dirigiéndose al baño.

Th observa la prueba. Se lava el rostro. Sale al cuarto y les pide que la dejen hablar a solas con Jc. Todos acceden, aunque su suegra lo hace obligada por su esposo. Ella se sienta junto a él, saca de la bolsa el reproductor. Él sonríe ligeramente. ¿Cumplirás tu promesa? le dice él mirándola a los ojos. No te pasará nada, no seas fatalista, le contesta. Piensa en decirle que tendrán un hijo. Tengo que decirte algo más, le indica ella tomándole la mano. ¿Qué cosa? dice él. Ella mira su rostro, toma una decisión. Solo que te amo, le contesta al tiempo que lo abraza. Esa tarde Jc recae. Toda la familia pasa la noche en vela mientras su estado se complica. Muere al amanecer.

 
Comments:
Cástulo que tal, creo que me imagino de donde surge esa historia. Te paso mis observaciones. El primer bloque le quita casi todo el suspenso al cuento, no sabemos a ciencia cierta que tiene el reproductor, pero nos imaginamos el resto de la historia. Independientemente de que guarde y quien lo halla robado siento que la historia se predice desde esa primera parte.

Me hace un poco de ruido la repetición de "reproductor", aunque tampoco tengo a la mano un sinónimo que ayude :p

Creo que el intermediario mafioso está de mas, es más lugar comun que alguna aportacion a la historia, con el chavito que vende cosas ajenas me parece suficiente o incluso alguien de primero auxilios hubiera podido ser.

Tenía un rato sin leer cuentos tuyos, y quiza estaba esperando algo más "peculiar" y la historia fué más normal, creo que me laten mas tus cuentos "raros" :)

Saludos!
 
SALUDOS TALLER!

Joe Pino...

Me parece que en todo el texto hay frases muy explicativas que caen en lo redundante

COMO TODO ESTO "Los demás habían decidido salir a comer, eran más de las diez de la mañana y necesitaban un descanso. Las noches en vela ya empezaban a mellar los ánimos"

Cuando El le habla a la chica de "lo que hay en el disco duro" me parece que es el gancho que atrapa al lector, saber que contiene que es tan importante, moribundo el enfermo se preocupa por el mentado disco. Eso me parece bueno pero tramposo

Me gustaria que el fragmento del choque tuviera algo mas de rapidez, siento que de nuevo hay mucha explicacion con aquello de los tiempos y otras cosas que distraen la lectura cuando la escena bien pudiera ser asi, un choque

Tambien creo que la busqueda del aparato perdido es como demasiado, entiendo que seria un arduo trabajo, pero me parece que se pierde mucho tiempo del texto en ello para que al final haga lo que se le de la gana.

En la busqueda esta tambien siento que hay algunas inconsitencias, como eso de que la chica va al corralon y tienen que forzar la puerta para abrir el carro, que no se supone que el cuñado ya habia ido y revisado? luego como sacarton al herido? bueno, esas son quisquilleces mias

Me gusta mucho la tension que hay cuando aparece la suegra, me parece que logras muy bien ese ambiente de estres, enojo, cansancio, culpabilidad. Bien

Ah! tambien dices mucho del mal sabor de boca que trae la chica...

Bueno, creo que ese es todo mi comentarios

Saludos y disculpas a Nylsa por no haber tenido oportunidad de tallerear su texto
 
Cástulo!!!

Coincido con la Patty, en eso de las reiteraciones o las explicaciones. Creo que a veces le resta agilidad, el saber que se van a desayunar por que "esto"...o que hacen esto por "aquello"...yo sólo checaría eso, quizá depuratida de explicaciones y ya. También con lo de agilizar la escena del choque.

También con chava de lo de la palabra "reproductor"

Creo que el intermediario del escritorio, es un poco innecesario, quizá, con mandarla directamente con el bato de los ojos hundidos, o no sé. Claro, que me parece válida lo de la búsqueda en el mercado. QUizá, del corralón ir al mercado, luego lo del policia...no sé. Chékalo.

Creo que la escena de primera, donde se agita el enfermo, y todos los aparatos de control enloquecen, me parece como cliché de hospital. La eliminaría sinceramente.

Hay frases qué checar como "La miran con cervezas en la mano", ella tenia cervezas o los batos??? Obvio, ella. Pero está mal organizada, así debe haber varias en el texto, es sólo cuestión de revisarlo con paciencia, en voz alta; creo que la mayoría las encontrarás en las partes "explicativas" que hemos mencionado.

No me imagino a una chica como la que describes diciendo "¿O por lo menos en el disco duro local y después actualizas el archivo?, me la imaginaría solamente diciendo "luego lo pasas a tu aparato, luego lo grabas, no sé..., eso de Disco duro local, es muy terminológico.

Aciertos:
* La tensión de las escenas familiares
* Lo de no revelar el contenido del disco (al lector), aunque, se supone que ella ya lo sabía. Por lo que no entiendo que al principio, él le revele su contenido a ella como un secreto, Si se supone que ya lo sabía, revísalo.
*Creo que están bien planteados los personajes y las posiciones familiares
* Haces una situación hecha, como lo es tener a alquien en un hospital, en algo diferente, es decir..., la esposa tiene voluntad e iniciativa, es complice con el esposo, de una manera diferente...eso me agradó. No cumple el rol estereotipado.


Bueno...esto ya es quisquillez mia, no me gusta que muera al día siguiente, es decir, que lo digas. Yo se lo dejaría al lector, pero esa soy yo, a mi siempre me gusta dejarle opciones.

Es un buen texto, maduro en muchos sentidos, quizá sólo al vapor de su creación, faltó ajustarle algunos detalles, los mencionados, pero como siempre digo, Piece of cake.

Besos
 
“Este, mejor quédate esperando a papá, ¿Me prestas las llaves de tu auto? Estás segura que estas bien, le pregunta la señora al tiempo que le indica con la mano el llavero. Si, no te preocupes, necesito estar a solas algunos minutos”
En cuanto a estructura según mi criterio, el fragmento citado inicialmente, es un dialogo completo por tanto debe ir todo en cursivas.
Por otro lado, el texto presenta la huella fiel de Castulo, al no poner nombre a los personajes, sino que usa un carácter inconfundible a la hora de identificar a sus personajes, dentro de sus textos.
La historia es buena, presenta esquemas de la vida diaria (cotidianeidad).
En la parte IV del cuento, hay un error de dedo que señalo con negritas adelante;

“…Hace una hora de cola para solicitar le permiso…”

En la parte V del cuento, hay otro error de dedo que señalo con negritas adelante;

“Solo queda una jirón de tierra removida y pedazos del parabrisas como una alfombra de cristal.”

Por mi parte es todo, de verdad tienes un estilo y una personalidad que se refleja en tus letras.
 
Hola Cástulo. Tu cuento es muy tierno. Digo, todos los esfuerzos del personaje femenino por conseguir cumplir una promesa y al final, metir, me parece muy humano.
Algunas observaciones: Te detienes demasiado en algunos detalles. Las escenas son lentas y en ocasiones aburridas. Deja que el lector llene un poco los espacios.
La referencia al choque, me parece que está de más. La referencia del reproductor está muy alejada del principio y no creo que sea necesario dejarla para el final. El clímax no está en saber la vocación de poeta del agonizante, sino la mentira de la mujer. Porque, al estar tan cerca del final, parece que al personaje masculino le surge la vocación por las letras como por arte de magia...
Quiero decir: qué quieres contar: que el personaje tenía vocación de poeta y su mujer le promete una mentira al momento de morir. o el misterio del reproductor... si es ambas, pues falta un equilibrio.

No sé, me gustaría que fueras un poco más experimental con el manejo de los tiempos, pues ya el hecho de que le pongas nombres diferentes a tus personajes exige también un tratamiento distinto de la historia. Pues tu anécdota es muy convencional.
Y bueno, tu ladio biográfico, el que quiere ser escritor pero se dedica a otra cosa...

Cuidado con los acentos, con las rimas involuntarias y cacofonías (especialmente en las primeras dos páginas)
Ah, qué vomitadero de la chava, eh??

jeje

Un abrazo, Diana.
 
El cuento empieza cuando ella esta viendo el monitor del corazón, minutos después de que él despertó. Estaría mejor empezar en presente, ok, el temblor de ella es por lo que le ha pedido que busque el esposo, pero esa primera frase en presente y enseguida dos párrafos en pasado inmediato, para volver después al presente me sacó de onda un poco. Creo que incluso se podría arreglar disponiendo de otra manera el mismo texto (esos primeros párrafos). Ojo con la significación que puede adquirir cada palabra. Si lo primero que mencionas de los personajes es su carácter de “esposo” y “esposa”, te viene a la mente la imagen de gente joven exactamente? Además decir “chica” para referirse a la chava me parece un poco forzado, simplemente porque no se utiliza, igual cuando ella les habla a los chiquillos, les dice “chicos”.
“Reproductor” se oye raro, como ya dijeron antes.
Que él sea un poeta frustrado al primer momento me pareció trillado, como un lugar común de “gente-joven-exitosa-alivianada-culturosa”, pero es necesario para el desenlace de la historia.
Si a la mitad del cuento revelas que el asunto central son los poemas, le restas fuerza al final.
No estoy de acuerdo con lo que dicen de la inutilidad de narrar todo lo que ella pasa para conseguir el aparato, que a final de cuentas sustituye por otro. Me parece de lo más lógico que ella no se dé por vencida pronto, porque vamos, es un juramento que hizo a su pareja... además todo eso me parece precisamente lo que le da peso al cuento, es como un “descenso a los infiernos”, porque ella es una niña linda y pudiente que puede regalarle una Palm (o lo que sea) al esposito, y que por supuesto no se codea con rufianes ni con gente vulgar ni poco fina. Incluso yo le hubiera dado un tono un poco más siniestro a esos pequeños sucesos, meter otros personajes menos vistos para que no suenen tan estereotípicos (el policía corrupto, los talleres que venden lo robado, etc. etc.). Lo del chavito ojeroso que se la pase jugando X box está chido y me parece más verosímil y “fresco”.
Yo imaginé otra vertiente para el cuento: ocultar al lector que el asunto son los poemas, revelarlo sólo hasta el mero final, acrecentar el misterio tal vez, hacerlo ver que es algo importantísimo, de vida o muerte, etc. etc. Lo que haría ver todo lo hecho por ella para recuperar el aparato bajo dos ópticas: como una reverenda pendejada inútil (porque seguramente estaban de la chingada los poemas que escribía el bato), o como un gran “sacrificio”, realizado única y exclusivamente por amor.
 
ok yo no se ni pa que escribo jeje porque por ser la ultima, perdon que no haya acentos, coincido con todos. A mi el cuento si me latio, pero igual, considero que hay muchas reiteraciones. Lo que la cosa era publicar poemas, siento que podria ser exacto para el final, igual que para el final dejar eso de la muerte abierto, que solo se diga que jc empeoro y no que se murio. ademas a mi me falta saber que onda con ella, digo que huevos de morra, pero que en algun momento no cae y llora ademas de vomitar? Yo me hice bolas al comienzo con eso del reproductor, crei que te referias a un disk man y no un mp3 o algo asi donde se guardan archivos. siento que la info sobre como es que ella se lo dio esta de mas, no importa si se lo dio por gusto obligacion, moda, etc la cosa es que el wey lo usaba y punto no???
Yo tambien esperaba algo mas de ciencia ficcion com a castulo le gusta pero me latio que no fuera asi, si la historia es un poco comun porque eso de que el wey quiera publicar... esta como novela rosa esta chido, igual sino lo supieramos moririamos con la curiiosidad, yo pense en algun mmomento que estaba guardado algo asi como pornografia de los dos o algo asi o el leyendo sus poemas para ella como de aniversario jeje yo que se. Pero bueno, lo tipico ojo con los acentos. y bueno yo no escribo todo lindo aqui porque esta lap no es mia y no le queda mucha pila. pero me latio, solo que me falta mas garra de la chica y la suegra y mas desesperacion y menos datos, mas curiosidad y suspenso por saber que guarda el y para que lo quiere ella.
saludos.
 
Hola a todos.

De acuerdisimo con los acentos, yo se que debo mejorar ese aspecto, pero sinceramente me cuesta trabajo. Se que no me creen pero yo veo las palabras igual con o sin acento, supongo que soy medio dislexico o medio wey, ja ja.

De acuerdo en lo de la palabra "Reproductor", pero usar una palabra como "Ipod" me parecia mucho comercial. Aunque parece que se volverá una de esas palabras particulares que acaban definiendo un objeto (como decirle kleenex al papel higienico o corn flakes a los cereales). Vere como resulta con ese comercial involuntario.

Quitare la escena del choque, era importante para mi en cuanto al proyecto, pero creo que en el cuento esta demas. Pues Acamas es la leyenda griega de un hombre que encuentra una caja y esta termina matándolo (no se hasta que punto se relacione con Pandora, o si es el nombre griego de la misma leyenda). Pero si esta demas.

Reacomodare los tiempos, sobretodo al inicio. Definitivamente el cuento se hace con el borrador y le quitare reiteraciones, gracias por hacermelas ver.

A mi defensa, yo si queria dejar aquello de los poemas al final, porque de hecho queria, como lo apunto luis martin, que uno como lector pensará al final "por esta pendejada?", pero es en parte algo que se me hace humano que hay personas que valoran distinto las cosas, como la mujer que en si quiere cumplir una promesa a su esposo moribundo. Por otro lado, y talvez debo matizar esta parte, queria que fuera un chiste un tanto cruel, una burla a tantos que hemos conocido, entre quienes me incluyo y si les queda el saco, que de repente le damos a lo que escribimos un valor grandisimo. Sobretodo cuando uno empieza a escribir. Hice que fuera poeta porque siempre he visto que con los poemas uno es mas protector y dramatico.

El final, el mero final, fue algo que me costo definir. Tenia uno donde ella encontraba lo que buscaba, y el moria. Pero pense en que el hecho de que mienta, en realidad no es algo facil, es una muestra de amor que le mienta y que ademas le oculte lo de su hijo, dejarlo ir en paz.

Ya sobre la busqueda. Creo que hare caso a luis martin, quitare los personajes trillados, aceleraré las cosas, pero definitivamente igual hasta agrego mas pasos. La idea es que parezca una tarea dificil, imposible. Un viaje que al final resulto inutil, y que ella hace a pesar del reclamo de su suegra. Talvez debo matizar tambien que una parte de ella quiere quedarse alli, junto a él, que a ella tambien le parece una pendejada. Eso me faltó.

Gracias a todos por los comentarios, tenia muchas dudas sobre este texto y me han dado una buena dirección para hacerlo rescatable.
 
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