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06 noviembre 2006
  CAFE NEGRO

Yvonne Bagnis

Se despierta. Avienta las sábanas verdes hacia un lado y se levanta. Trae puesto su gorro azul debido al intenso frío de invierno y a su calvicie, y que además combina con los cuadros de su pijama. Va a la cocina y se dispone a prepararse un café. Pone a hervir agua, saca un café soluble corriente de la alacena, que es para el único que le alcanzó esta semana, y lo coloca sobre la barra. De pronto, siente que algo roza su pierna. Es su gata, Amelia, la fiel amiga que lo acompaña desde hace unos años. Buenos Días, le dice, y la gata se repega más a su pantorrilla. El agua hierve, la sirve en una taza, le agrega una cucharada de café y una y media de azúcar. Se va al sofá y prende la televisión. Se sienta con la esperanza de encontrar un programa de acción este domingo. No hay nada. Se conforma con ver los refritos de programas de los 80 o los 70 que había visto hace muchos años.

Termina su taza de café y las galletas que tomó de arriba del refrigerador. Se ha quedado dormido en el sofá nuevamente. Cruza los brazos sobre su pecho por costumbre y por el frío. Debajo de su papada está el control remoto, que diez años antes, sus hijas trataban de quitarle sin que él se diera cuenta para poder cambiarle de canal a la televisión. Nunca lograron hacerlo sin despertarlo, sin que sus ojos se abrieran y se notara un color rojo en ellos por el profundo sueño en el que papá estaba inmerso, y el cual, ellas creían se debía al enojo de querer quitarle el control. Imaginaban que ese rojo en los ojos era como de la furia de un ogro. Y que esos gruñidos que papá les daba se debían a la rabia retraída, y no a los ronquidos guardados en los pulmones llenos de humo de cigarro. El teléfono suena, lo despierta, pero quiere ignorarlo, no quiere contestar. El teléfono sigue repicando, ya son las 11 de la mañana, se espabila un poco y se acerca al identificador, ve el número y lo reconoce, es su hija la mayor, seguramente quiere invitarlo a comer o a desayunar, lo sigue oyendo repicar y sin embargo, sólo lo mira, no contesta. El teléfono se calla.

Hace semanas que Michel no contesta el teléfono, ignora su sonido y se le ha vuelto fácil hacerlo. No tiene ganas de salir y sólo se dedica a ir a trabajar y volver para encerrarse entre las paredes de su casa y perderse en la televisión.

Frente a él están sus libros. Todos los que ha leído más de una vez y que reconoce por su pasta, por el color y por su olor. Algunos se los llevó su hijo el menor cuando partió. Michel los mira, los revisa con la mirada, hace mucho que no lee un libro completo. Culpa a su vista cansada, pero en el fondo sabe que se debe a su apatía. Al desgane de los años y a su amargura. A penas rebasa los 50 y se ha vuelto un ermitaño. Vuelve otra vez la mirada a sus libros y de pronto observa algunos. Los libros de bolsillo que compró en sus viajes a Europa, en las centrales de camiones, en las estaciones de tren o en los aeropuertos. Qué hombre era en aquel entonces. Los viajes lo renovaban, se sentía pleno e interesante. Conocía diversos países y podía presumir de su cultura universal; podía entonces, compartir grandes pláticas y sentirse parte del mundo. Ahora, se sentía solo y sin mucho por decir. Observó otros y recordó los que habían sido un obsequio de sus amigos. Pocos. Tuvo muy pocos amigos. A ninguno lo conservó en la distancia ni al paso de los años. El semblante le cambió, una mezcla de tristeza, amargura y resignación se dibujaron en su rostro. Vio también el espacio vacío del librero, donde debían estar aquellos libros que se llevo su hijo. La colección completa de clásicos del Romanticismo, los que tanto le gustaban a la madre de Michel. Fue la única herencia que recibió de sus padres, “los libros y el apellido elegante”, como le decían sus hijos. Sí, libros y sólo en el apellido quedó el abolengo, pensaba Michel cada que escuchaba aquello. Su familia perteneció a una clase acomodada, al menos así lo recuerda Michel. Siempre asistieron a colegios donde les enseñaban tres lenguas distintas y salían de may hasta las 6. En esos colegios le habían inculcado el hábito de la lectura. Pero de aquella clase acomodada no quedó nada luego de la apoplejía que sufrió su padre. Del abolengo y la elegancia, sólo les quedó el apellido. Y ahora, tantos años y fracasos después, y tan lejos de su ciudad natal, Michel veía triste sus libros y en su mente se repetía, sólo nos quedo el apellido.

Cerró los ojos y volvió a cruzar los brazos, se acomodó nuevamente en el sofá, mientras su gata se acurrucaba sobre su estómago. Jaló una manta que siempre conserva sobre el reposet contiguo y se tapó. Volvió a dormir hasta el medio día. Soñó con los libros de Agatha Christie y las historias de estos crímenes. Tuvo la sensación de haber comprado por primera vez El último Magnate de Scott Fitzgerald. Y en algún momento su mente lo trasladó hasta el globo de Julio de Verne, cuando Michel aún era un niño inocente, que soñaba con ser un hombre grande y creador como los personajes de sus libros. Le pareció escuchar la voz de su padre que en francés le repetía un par de cosas y le pareció ver también a su mamá acomodando la vajilla de plata sobre la mesa, aquella, que después fue empeñada para pagar las colegiaturas del instituto. Su sueño era profundo. Michel era nuevamente un niño y veía como sus hermanas vestían ropas finas y conservaban aún su figura esbelta y su melena larga. Siguió soñando.

El sol de invierno pegándole en la cara lo despertó. Se incorporó y con pasos lentos caminó hasta su cuarto, tomó el canasto de la ropa sucia y salió al patio trasero. Separó la ropa de color oscuro y la de colores claros. Echo primero la ropa oscura en la lavadora, agregó jabón y un poco de líquido para mantener los colores vivos. Regresó a su cuarto y prendió la televisión. Las películas de permanencia voluntaria comenzarían. Buscó algo bueno en la tele y se sentó. Prendió un cigarro. Sin filtro. Hace muchos años que dejó de fumar tabacos con filtro, yo fumo por vicio no por status, decía. Lo aspira, lo expira y disfruta de su tabaco. La tos comienza, ésa que se había mantenido ligeramente escondida por la mañana, hace su aparición. “Te dará cáncer” le dice su hijo, pero a Michel no le importa. Mitiga su soledad con su tabaco. Y en el fondo, sabe, que su tabaquismo es una autodestrucción lenta que será justificada el día de su muerte y que no será juzgada durante su vida. Que nadie verá que ha dejado de vivir, o que las ganas de vivir se le han marchado hace muchos años y sigue haciéndole daño a su cuerpo para no hacer larga la agonía.

La lavadora suena. Michel sale al patio trasero a tender la ropa. Acomoda uno a uno los calcetines, busca sus pares y los acomoda uno al lado del otro, para que al descolgarlos sea mas fácil juntarlos. Echa la ropa clara en la lavadora, pone jabón y vuelve a su cuarto. Una película está por comenzar y aparenta ser buena. Michel le deja en ese canal y va a la cocina, saca un toper del refrigerador y lo mete al horno de microondas. Saca también las tortillas y pone el comal en la estufa. Calienta bastantes tortillas y el horno suena como listo. Ahora mete otro toper con frijoles al micro y sirve, del toper que ha sacado del horno, pollo con mole, agrega, luego de calentarlos, los frijoles, toma una servilleta, los cubiertos y se marcha a su cuarto. La película recién ha comenzado y Michel se acomoda para comer y verla.

Al terminar de comer coloca los platos en el buró y se recuesta en la cama. La película es un fiasco. Sin darse cuenta, Michel cierra los ojos y cae rendido nuevamente. Está agotado, del trabajo y de ser quien es. Agotado de la edad, de la soledad, del mismo hartazgo. Y vuelve soñar. Sueña con el teatro, con la música clásica que tanto disfrutaba, con la ópera que tanto le agradaba ver y con los eventos a los que siempre fue solo porque su esposa jamás quiso acompañarlo. Sueña con sus hijos de pequeños, con su exesposa aferrada a su compañía cuando aún lo quería. Sueña, con los amigos que olvido en la distancia, los viajes y las amantes.

La lavadora vuelve a hacer ruido y el sonido molesta sus sueños. Lo ignora y sigue durmiendo. Le gusta lo que sueña, le gusta lo que ve. Los perros de su infancia aún están vivos y hacen fiesta cuando lo ven llegar; sus padres están vivos; sueña con sus hijos que no se han ido y el Michel que estuvo vivo.

El teléfono vuelve a sonar. Repica y repica y el insistente sonido lo despierta nuevamente. Se voltea, acomoda su cabeza pegándola a la almohada contigua. Se niega a levantarse. El teléfono sigue repicando. Gruñe. El teléfono se calla. Se acomoda para seguir durmiendo pero recuerda que su ropa está en la lavadora. Se incorpora poco a poco y aletargado y, medio dormido, se levanta para tender la ropa. El teléfono suena de nuevo. Michel va hacia la sala para ver el identificador, vuelve a reconocer el número. Larga distancia. Es su hijo el menor, llama como cada domingo para saber cómo está su padre. Sabe que debe contestarle, que su hijo se preocupará si no lo hace, y seguramente llamará a sus hermanas para preguntar por él, y cuando la mayor le diga que ella tampoco lo encontró, llamará a su madre para preguntar si ella sabe algo de papá. Mas Michel no quiere contestar, no tiene ganas de hablar con nadie. De qué va a hablar, qué de nuevo contará, si su vida lleva años en pausa. Y decide, por primera vez en años, no contestarle a su hijo. Demasiados repiques hasta que el teléfono cesa de sonar.

Su gata maúlla, le exige comida, así que sobre su plato coloca un poco de croquetas y le lava el bote del agua y pone agua limpia. Sale nuevamente al patio para checar el estado de la ropa. Recoge la que ya está seca, la coloca en la cama, comienza a doblarla y la guarda en sus cajones. Lleva a la cocina sus trastes. Al pasar, observa el cuarto contiguo y ve su computadora, se detiene un momento, piensa en prenderla y abrir el messenger, suspira, decide no hacerlo, piensa que seguramente su hermana estará cateando desde la capital y le propondrá miles de negocios en los cuales invertir y perder el dinero que no tienen. No, su hermana no se ha resignado a que lo han perdido todo y que sólo nos ha quedado el apellido, se repite Michel. Piensa entonces, en abrir únicamente su correo. Luego recuerda que su hijo le marcó y al no encontrarlo debió haberle enviado un mail preguntando dónde estaba, y qué le respondería, que no quiso contestarle, que no quiere hablar con nadie porque siente que no tiene nada que decir. Agacha la mirada y camina hacia la cocina. Lava los trastes y guarda los topers en el refrigerador. Se sirve un vaso grande de agua y la bebe de jalón. Regresa a su cuarto y vuelve a sumergirse en la televisión.

Mas tarde el teléfono vuelve a sonar, esta vez Michel no se acerca a ver cuál es el número, lo deja sonar hasta que se cansen. Otra vez son sus hijos. Va al refrigerador y se sirve un vaso grande de leche y le coloca un poco a Amelia que descansa sobre su cama, y al ver que le sirven leche, corre, maúlla y se repega a la pantorrilla de Michel, mientras éste se toma un paquete de galletas.

La noche cae, Michel está cansado pero sabe, que como en cualquier otro domingo, el insomnio llegará a la hora marcada y no logrará dormir. Al fin logra cerrar los ojos mientras desea al siguiente día no despertar, como cada noche, como cada día. Y como otro lunes despertará sin ganas de hacerlo y para poder andar se preparará un café negro que lo ayudará a salir de casa con la rutina pegada a los pies y al corazón.

 
Comments:
y luego se quejan de uno eh, mi cuento tiene ahi una semana y nada.
 
y luego se quejan de uno eh, mi cuento tiene ahi una semana y nada.
 
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Yo esoty casi terminando con eso....no desespereis ivonne
 
A ver mí querida Ivonne
El cuento de entradita te da una sensación de hartazgo, bien por ti si esa era la idea. aguas con los tiempos verbales y la repetición de palabras, así como el exceso de comas en algunos párrafos que mas que ayudarte confunden al lector (bueno a esta lectora que con facilidad se enreda jajajaja), sobre todo en el primer párrafo y en donde describes que le puso al plato. Checa en la frase que recuerda a la esposa, en un renglón dice esposa y al siguiente exesposa, eran dos? y algunos errores de dedo que se corregirán rápidamente y amiguita pobre hombre esta mas deprimido que una ostra jajajajjajaja me gusto aunque me quede con una sensación de pesadez
 
Yvonne:

No desesperes, ja ja. Pero que bueno que mandaste el correo y el mensaje para que todos se despabilen.

Volviendo al cuento...

Como ya mencionó Yolanda, cuida por allí algunos cambios de tiempo. Según yo el cuento esta en presente, con pedazos en pasado para explicar y armar el rompecabezas del personaje. Sin embargo hay parrafos del "presente" que dices en pasado, a medio parrafo, y luego regresas al presente al inicio del siguiente.

También vi alguno detalles de comas y puntos. De ortografia a mi me pareció perfecta, ja ja, pero eso no es buena referencia.

Este cuento me parece es más un relato de identificacion y ambientacion que una narración. Me explico: una narración tiene una serie de hechos que te dan una anecdota, bueno segun yo, miéntras que un relato solamente te da información in que haya una historia alli. Si lo vez asi, en este cuento no pasa nada, es un domingo más. Nota, no digo que sea malo, solo estoy haciendo el comentario para poder explicarme a continuación.

Este cuento debe su punch a que nos logres transmitir una sensación, una identificación con el personaje. Creo que logras muy bien esa nostalgia, ese hartazgo. Lo que dices, y sobre todo lo que no dices (el divorcio que supongo existe), te logra conectar con el hombre, sentir empatia a pesar de que en muchos detalles no lo pintas como alguien "bueno".

Creo que el cuento es bueno en ese aspecto, y me gusto que te arriesgarás con un cuento no tan dialogado. Más que nada se ve que estas experimentando.

Solo hubo un detalle que me hizó ruido, y eso que en general apoyo esto en los cuentos, ja. La edad, el tiempo cronologico del personaje me sacó de onda. Me brincó mucho cuando hablas de la computadora. Por esto: Hablá de un apellido de abolengo, de un tiempo en que usaban vajilla de plata y sus hermanas con ropas finas, la musica clasica, las operas, los libros... todo me da una impresion de una infancia en los cuarentas. Es decir, tendria ahorita setentay tantos. En general la gente de esa edad no sabe de computadoras, no le gusta y no quiere ni quiso aprender. El auge de las computadoras en los noventas lo debió haber agarrado de cincuenta a sesentay tantos. No se. El hecho de que mencione el messanger y el mail me contrasta terriblemente con el hombre que me pintas.

Tal vez estoy siendo cuadrado o despectivo. Pero es que por un lado todo me pinta a un hombre de cincuenta y algo, despues de todo sus hijos ya son mayores, el divorcio. Creo que me hace demasiado ruido lo de la computadora.

Por lo demas creo que el personaje encaja. Muy bien por el cuento.
Los demás, ¿Y ustedes, que opinan?
 
Yvonne,

Me encanto el ambiente de hartazgo, casi de suciedad en el que ubicas al personaje

todo eso de la lavadora, el telefono, la weva de los domingos... creo que se adaptaria perfectamente a la vida de cualquier Generation x, mas que a un señor de 50 años, que me brinca eso por tanta insistencia en lo del abolengo.. a estas alturas habria nacido en los 50's, no creo que en esos años habrian sido tan clavados con los cubiertos de plata y seo, pero en fin, el universo del cuento habria que justificarlo... ya sabes, todo cabe en un cuentito, sabiendolo acomodar

lo de las repeticiones de algunas cosas me parecen mas por el apego a la ambientacion que error del texto, aunque si pondria atencion en algunos casos

creo que en general me gusto mucho el texto, y creo que mucho de lo que yo te podria decir ya lo menciono Cas

saludos

PD... es es eso del comentario suprimido?????
 
_______________________________OBSERVACIONES______________________________

Saludos a todos.



Estas son mis observaciones respecto al cuento de Yvonne. Que más que nada son meras correcciones ortográficas y errores de dedo.



En general me gusto la narrativa que utiliza, y aunque la historia es tranquila no cae en el tedio o en el aburrimiento, sino que mantiene al lector inmerso hasta el final del texto, tal vez en espera de un suceso fantástico.



“Siempre asistieron a colegios donde les enseñaban tres lenguas distintas y salían de may hasta las 6.” (ERROR, PUSO MAY EN LUGAR DE AHI)



“Hace muchos años que dejó de fumar tabacos con filtro, yo fumo por vicio no por status, decía.”

(ME SALTA SI HABLA EN TERCERA PERSONA Y LUEGO EN PRIMERA)



“Ahora mete otro toper con frijoles al micro y sirve, del toper que ha sacado del horno, pollo con mole, agrega, luego de calentarlos, los frijoles, toma una servilleta, los cubiertos y se marcha a su cuarto.”

(ME SALTAN LAS COMAS, RECOMIENDO REESTRUCTURAR EL USO DE DICHAS EN ESTE PARRAFO)



“Agotado de la edad, de la soledad, del mismo hartazgo. Y vuelve soñar.”

(TAL PARECE QUE PUSISTE “Y vuelve soñar” EN LUGAR DE “y vuelve a soñar”)

___________________________FIN DE OBSERVACIONES______________________________


Francisco Jalomo Aguirre

Licenciado en Derecho o abogado

jalomo19@hotmail.com

www.geocities.com/francoismarin/francoismarin.html
 
Para evitar mal entendidos. El usuario suprimido fue una cuenta de un "Troll". Los "Troles" son programas que automaticamente se ponen a poner comentarios en blogs, foros, etc, con publicidad o con mensajes que pueden llevarte a links con virus, troyanos, etc. Este en particular era un mensaje en ingles que decia algo asi como "Estoy de acuerdo contigo, si quieres compartir opiniones entra al sitio www.sasasadasd.com/sad/sadas" no quise saber si era virus, spyware o publicad vil. Estamos de acuerdo en que eso lo puedo borrar verdad?, ja ja. Saludos.
 
A ver, mi desesperadita Yvonne, jejeje: primero los aciertos. Respecto a la ambientación de tu cuento, como ya dijeron antes, es muy efectiva porque transmite realmente un momento tedioso, aburrido, de weva total. Creo que aquí lo que podría parecer una ofensa, es en realidad un halago, pues si alguien que lo lea dice "qué weva este cuento" jajajaja, pues quiere decir que se logró el objetivo, que es transmitir el estado anímico y el entorno del protagonista.
Peeero... también algo anda mal precisamente con el protagonista, pues no corresponde la edad que dices que él tiene, con el perfil. Todo lo que hace o siente o piensa correspondería en todo caso a un abuelito de 70 años pa arriba. Hay varios indicios que pueden reforzar esto, por ejemplo sus gustos literarios. Aunque nos pese debemos reconocer que en la literatura también hay modas, y autores como Agatha Christie, Fitsgerald o Verne ahora son precisamente "pasados de moda" y atendidos casi sólo por los especialistas, creo. Para que le gustaran éstos, debió haber sido joven en una época en que leer a éstos, aunque no te gustaran, era algo nice o de cierto prestigio. O también eso de que hable de vista cansada, de humo de cigarro en los pulmones (me imagino a esos viejitos que tosen echando pa fuera todo el bofe casi).
50 no puede tener de ninguna manera, yo conozco varios hombres (gays o no) de 50 o más bastante potables y nada atirisiados.
Ok, también es posible que un muchachon de 50 viva así, pero en este caso lo que hace falta es hacer creíble que lo sea aunque no tenga la edad para conducirse así. Estar confrontando a lo largo del cuento que "parece" viejito por los síntomas, aunque no lo es. Tal vez habría que inventar entonces un gran suceso que lo llevó a abandonarse de esa manera a la asedia (jajajaja, qué tal con la palabreja dominguera?). Y por último, el final. Yo lo dejaría hasta el momento cuando cierra los ojos y piensa que el insomnio vendrá "como cada noche", para que incluso hasta el mismo final fuera como de weva y aburrimiento. No hace falta decir que al día siguiente hará lo mismo puesto que al llegar a ese punto de la lectura creo que a nadie le quedará la duda de que así será.
 
Creo que ya dijeron cosas muy importantes, especialmente la parte de la redacción donde a mi también me hicieron ruido algunas inconsistencias. Mejor hablaré de otras cosas. En primer lugar me gustó.. y mucho, creo que no es necesario tener 70 años para vivir asi o sentirse asi... la depresión es canija, aunque quiza sea importante dar algún otro indicio de que halla depresión y no solamente hartazgo de vivir. Siento que ambos sentimientos van muy de la mano y uno puede llevar al otro. Personalmente lo ví como alguien deprimido que no tiene o quiere buscar algo que lo motive.

El primer parrafo considero que es crucial. La sensación de pesadez está muy bien lograda y creo que lo dificil es poder hacer que el lector pase el primer parrafo con algo que le atraiga la atención y luego poder profundizar mas en la línea de un ritmo lento y depresivo.

Café Negro, me encantó el título, me imagino ese día una y otra vez, un café negro, sin azucar (así lo imaginé), para despertar... haciendo menos efecto cada día, mismo sabor, sin animo de experimentar algo diferente, rutina, otro trago de Café negro...

Me gustó.
 
Sorry por el retraso!!! mucho trabajo :(
 
Como diría Cástulo, a mi favor, la intención si era el hartazgo. Y si tenía la intención de que sea un hombre no viejito pero que vivió otra época y que sí, sí está en internet, en eso me base en mis tíos y mi papá y esa gente alrededor que si tiene acceso a internet pero que también parecen deprimidos pero bueno, igual corregiré todo. gracias.
 
Hola Yvonne, este es mi comentario... muuuuy atrasado, pero ahí va:

Demasiadas oraciones subordinadas: oraciones largas, sin coma, y el uso de la “y” como único elemento que une las oraciones, se vuelve pesado. Pulir este aspecto. El narrador parece mantener un lenguaje más bien hasta cierto punto, cuidado. Atención a los coloquialismos o a las frases propias del lenguaje oral. Rimas involuntarias, cuidado con la terminación de los vocablos.

No entiendo esta frase, está en la segunda página: salían de may hasta las 6. No dices de dónde son los padres de Michel ni cuál es el apellido tan elegante. Cuidado, las galletas no se toman: se toma un paquete de galletas. Errores de dedo.

Bueno, parece que hemos decidido hablar de las cosas cotidianas de la vida. Tanto tú, Ivonne, como Cástulo y Nylsa, y bueno, también me incluyo pues estoy por terminar mi cuento, seguimos la línea de la trivialidad. Me gustó el texto, Ivonne, retratas muy bien la vacuidad del personaje.

Sólo los detalles mencionados anteriormente: cuándo quieres que el narrador hable y cuándo que la voz coloquial del personaje se filtre y tener bien definidos estos momentos para que no parezcan errores o frases que se salen de lugar de la forma como está narrada la historia.

Una disculpa por la tardanza. Estoy a finales del semestre y bueno, mucho trabajo. Espero que puedas leer todavía mis observaciones, que en sí, son parecidas a las del resto de los compañeros. Saludos.
 
Leyendo los comentarios, me doy cuenta que hubo algunas cosas, con el personaje. A mí me pareció muy coherente. No sé exactamente por qué. Quizá porque he enfrentado que hay gente que todavía guarda sus vajillas de plata y esas cosas... sin embargo, pensándolo bien, quizá lo del abolengo está de más, porque la depresión es parte del ser humano y puede llegar a cualquiera, sin abolengo o con él. Quizá esto quede sobrando.
Checa, quizá, cuál es lo esencial que quiere decir tu texto y eliminar el resto.
 
Ivoncita. Tarde pero seguro. No sé que diablos pasó. Hice mi crítica pero la blodi computadora y el internet y yo tan fuera de casa. En fin. Me acuerdo que había escrito que no me parecía tan jalado eso del bato con el internet, porque siento tan culto o como se jacta, pues entiendo que le entrara a la tecnología también. Quizá lo imaginé como maestro retirado, o maestro perdedor acá, harto de estar harto. En eso no tengo problema. QUizá lo de las vajillas y el apellido a mi también me haga un poco de ruido. Y respecto a la discusión encarnizada de la edad...hum. Coincido que el personaje vive una intensa depresión que lo hace vivir al ritmo de unos 70 a la edad de 50. Quizá enfatizar un poco qué lo llevó a eso. Y no digo con ello, escribir otra historia, sino solamente reforzar un poco esto. Por lo demás transmites bien la flojera el hartazgo. Coincido con chava en eso del primer párrafo, porque es clave para tomar o dejar el cuento. Felicidades, de decía antes. Creo que como yoli, como todos, arriesgaste y ganaste bastante en lograr plantear un personaje, abrazarnos con la ambientación, bien la neta.
Un beso y nos vemos pronto
 
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13-Nov-06
16-Nov-06
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27-Nov-06
30-Nov-06
FIL
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11-Ene-07
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25-Ene-07
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08-Mar-07
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14-Jun-07
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28-Jun-07
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09-Jun-07
12-Jul-07
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23-Jul-07

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Taller, este es el blog que propongo como herramienta para tallerear nuestros textos. El sistema sera asi: 1 - Cuando manden su texto, tienen la opción tanto de mandarselo a todos como solo mandarmelo a mi. Lo dejo a su criterio o a lo que opinen los demás. Yo tomaré el texto y lo "posteare" en este blog lo más í­ntegro posible (a veces los saltos de parrafo no funcionan igual por ser código html de Internet). 2 - Todos deberán hacer sus comentarios al cuento, esto se hace presionando en la liga "Tallereadas". Lo ideal es que todos tengan un usuario de blogguer para poder comentar. Por el momento lo dejaremos abierto, cualquier persona ajena al taller que quiera comentar un cuento aqui es bienvenido. 3 - Vale la pena recordar algunas reglas para tallerear: a) Las criticas deben ser constructivas, duras, sin piedad, pero respetuosas. Recuerden que revisamos el texto, no a la persona ni el contexto, siempre el texto debe defenderse por si solo, y solo a él van dirigidas las críticas. b) Se vale tanto dar comentarios generales, como indicar faltas ortograficas, gramaticales, etc. El como hacerlo a través de los comentarios queda a criterio de cada quien. c) Toda critica debe ir firmada con un nombre, o provenir de un usuario de blogger. Cualquier critica anonima, sobretodo si esta es irrespetuosa o fuera de lugar, sera borrada por el administrador. d) El escritor del cuento no puede defenderse sino hasta el final, o ya que hayan pasado por lo menos siete dí­as desde que el cuento fue "posteado". 4 - Se llevará un calendario de entregas de texto, asi como una tabla de quienes han o no han tallereado. 5 - A partir de "posteado" el cuento, se tendrá un mes para mandar por correo el cuento corregido. Esta corrección sera publicada en el blog en un post diferente, indicando claramente que ya es una segunda versión.

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